Marina Puche

Inicios, preparación, dudas. Sudor, expectativas…cuanta esperanza puesta en ese momento  de encontrar al otro, y que ese otro encuentre la versión de ti deseada, transformada y mejorada para la ocasión.

“¿ Llevo el pelo bien? ¿ voy demasiado arreglada?¿ tengo algo en el diente? He pensado varios temas de dar conversación por si hay silencios, todo tiene que ser perfecto, después ya nos iremos quitando las capas de cebolla “.

La obra se recrea en ese primer contacto con el otro, , la cita, el primer instante, el flechazo, esa palabra casi vintage, el “match” en la realidad actual, casi en peligro de extinción sin aplicación, aunque al fin y al cabo sigue siendo todo igual, fotos mejoradas y tuneadas, activando un perfil que mostrar.

Esta exposición pues, se podría decir que es un pequeño homenaje al flechazo, porque antes cupido estaba muy afaenado tirando flechas por todas partes, en panaderías, bares, colas del metro, pero ahora ya no tiran tantas flechas porque “Juana” en vez de enamorarse de Pedro que está en la cola, teclea con avidez a Vicente, que está dentro de su teléfono, así que definitivamente, Cupido ha bajado del cielo a la pantalla, se ha vuelto terrenal…..Pobre Cupido.

Mariposas en el estómago, y enamoramiento del amor como idea eterna y vista en mil películas , el eterno romanticismo de la primera cita que luego contarás a tus allegados e incluso, la efervescencia de esos primeros encuentros , que todo es ideal, a la par que mentira camuflada…el Photoshop en la foto, y el maquillaje con “ counturing”, el “ axe para hombres” rociado por todo el cuerpo, en las primeras citas. Cuantiiisimo trabajo…..así, mi interés no reside en el amor, ni en la soledad,  si no en el juego. Eso si, PIEDAD CÚPIDO, que llevo doce citas seguidas y ni una mariposa ha salido a volar.

El otro día escuché una entrevista de una mujer mayor en el que le preguntaron, que echaba de menos de ser joven, y dijo que sin duda , el flirteo, ese juego que en ocasiones dura unos instantes pero que le elevaba el alma y subía su energía. Me sorprendió la respuesta, pensando que  echaría de menos sensaciones o sentimientos más profundos, me hizo reflexionar y me di cuenta que esos momentos, formaban parte de la “ sal de la vida”, momentos para recordar cuando estés muy mayor en la mecedora mirando por la ventana. También le preguntaron, porque no seguía haciéndolo, pero comentó que tenía contacto con muchísima menos gente.

Un tema como el flirteo es barroco, las flores aparecen así en las obras como elemento clásico en la historia de los primeros encuentros, flores como símbolo de presentación, que será en la obra vinculo compositivo de escenas narrativas, flores sobredimensionadas mezcladas con otros objetos , convirtiéndose en manchas de color creando una composición llena de excesos pero manteniendo la coherencia. Cuadros en los que la creación es intuitiva, con el impulso de esconder y dejar ver, jugar con las conexiones y espacios, abordando todo el marco de la obra como una expansión sin final.

La ilustración de lineas sencillas y sintéticas paradójicamente combina con la antítesis del minimalismo, creando un paisaje abigarrado y divertido, en  el que el humor en las obras  es parte fundamental, plasmado la vida cotidiana y sus vivencias. Humor ( se nota el arraigo al lenguaje de las fallas) como elemento básico, en la vida, en los encuentros y en la obra, fusionando el humor gráfico con la pintura.

La obra está llena de lecturas, caminos entrecruzados se crean y provocan movimiento y diálogos en la mirada  que induce a comprender ese paisaje peculiar y caótico, descubriendo momentos que seleccionar para recrearte en cada una de las historias que plasma .

Por últimos, la combinación de la obra bidimensional y tridimensional, se entrelazan entre ellas creando un paisaje en la sala que envuelve y crea un mundo imaginario , jugando con las direcciones, las lineas imaginarias, y la narración conectada .